martes, 30 de noviembre de 2010

Iconos sexuales



Recuerdo haber leído algunos textos interesantes del Subcomandante Marcos en la universidad. Recuerdo haber leído algunos cuentos del Subcomandante Marcos algunos de los días que he llegado a ellos por casualidad. Pero sobre todo ahora mismo recuerdo una entrevista de J.Quintero cuando tenía aquel programa de televisión El loco de la colina, al Subcomandante Marcos. Su voz era como sus palabras escritas suaves, pausadas. En algún momento hasta tiernas. Pero lo que recuerdo ahora es cómo le preguntó Quintero cuál era el peor insulto que le habían dedicado. Su respuesta fue rápida y a mi me sorprendió. Contestó que lo peor que le podían llamar era "sex symbol".



Es posible que el Subcomandante tuviera en mente esa legión de carnes de muy buen ver a los que más de una y uno les daría un lametón. Hay profesionales de su campo que por su físico optan a ser esas estrellas rutilantes con que adornan sus noches personas de todos los sexos posibles. Incluso ellos acaban funcionando de vez en cuando como imaginería de juegos y jugadores. Y por otro lado, están esas carnes animadas sin más mérito que su cara bonita. Y otras cosas mucho más carnales.



Todo ese paisaje de astros y estrellas ya lo conocía, nunca le había prestado demasiada atención. Pero hoy me preocupa esas carnes tiernas que no superan la ¿veintena? Más jóvenes que yo. Jóvenes. Demasiado jóvenes. Quinceañeras que adornan sus corchos con fotos de efebos. Chicos que mientras miran jovencitas exuberantes tienen la otra mano ocupada. Famosos cuerpazos de escándalo o caras adorables que aún ni siquiera han vivido su primer amor. O cuerpazos de escándalo o caras adorables que ya han vivido y degustado todo lo que cualquier otro ser humano hubiera hecho en esta vida o en la otra, a los que ya no les queda casi nada por probar.



Tan jóvenes y ya son iconos sexuales. Creo que hay algo profundamente erróneo en este concepto, aunque no sé muy bien explicar qué puede ser.



No he sido de las de llevar una carpeta en el regazo toda pegoteada de fotos del guapo del momento, pero conozco habitaciones empapeladas de rubios y desde luego no por mi mano. Creo que en realidad empieza como un hobby inocente, como la colección de cromos de los dibujos animados. Pero pronto empieza a convertirse en otra cosa.


Todo esto también me hace preguntarme otra cosa, si nos dieran la oportunidad, ¿querríamos ser un icono sexual?

Presentando más cosas








Uy. Aún me quedan cosas por estructurar en este blog, y algunas por explicar. Espero que no sean muchas las entradas etiquetadas bajo presentación, que como ya adelanté, no quería un blog personal.







imagen aleatoria de actriz aleatoria con trencitas





Lo primero, ¿por qué elegir el pseudónimo con el que firmo? Parece que me escondo bajo una identidad pseudo-anónima (a pesar de que mis queridos conocidos me re-conozcan), pero como ya no sé cuántas veces he dicho, no quiero personalizar. En principio nada de lo que aquí aparece parece directamente relacionado con mi profesión. O el intento de ella, o lo que sea actualmente. No quiero que esto interfiera en futuros empleos o empleantes. O lo que sea cuando me juegue mis dineros. Y mis avispados conocidos, lectores existentes, lectores inexistentes, trolls y otr@s preguntarán, ¿y las redes sociales? Efectivamente, una servidora tiene que agachar la cabeza, porque tiene alguna de ellas en activo; y efectivamente, supone que hay fotos pululando por ahí. Fotos que no revelan secretos y que son compremetidas; pero a lo mejor hay alguna que no me favorece demasiado. Pero ya no puedo hacer mucho...





Luego está la temática del blog. Y claro, sí, iba a escribir sobre cosas. Ala, a lo loco. A lo controvertido o algo. ¿Pero la temática va a ser más concreta? Sólo el tiempo lo dirá.





¿Y la regularidad? Pues como bien dijo un amigo, o te impones una regularidad casi marcial (la suya es diaria) o lo vas abandonando poco a poco. Así que intentaré publicar con algo de consistencia. Mientras tanto, he decidido que puedo ir creándome un pequeño stock de posts.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Por qué?


"Bienvenidos sean los trolls, pues sin ellos no somos nada"




Ya he dado alguna pista en este mi primer artículo de las razones que me han impulsado a abrir este nuevo sitio. Básicamente, porque opinar es gratis, de momento. Porque la indignación le ha ganado la mano a la pereza. Y porque he recuperado las ganas de opinar y meterme donde posiblemente no me llamen.

Mi primera intención ha sido llamar a este nuevo sitio "Se merecen lo que les pase", pero a lo mejor delataba demasiado mis secretas intenciones de no guardar el machete.

Lo más probable es que no haga falta, pero por si acaso, no vayamos a equivocar intenciones, éste no va a ser un blog personal. Su origen está en pequeñas cosas de actualidad que en mi humilde opinión deben ser comentadas. No por mi, claro, pero mis teclas se sentían solas. Ah, y esto... ¿qué es? Pues un blog. Y los blogs son como los culos, todos tienen uno. Ah no, que hay quien no tiene. Y hay quien tiene más. Quería decir que... ¿todos huelen?
Qué complicado...

Se merecen lo que les pase

Salgo de mi letargo, he decidido volver a coger las teclas. Colgué mi montera literaria, pero el veneno se me estaba acumulando en la punta de los dedos. Mis entrañas bullen y tengo el estómago revuelto.
Todo tiene nombre propio. Y aunque mi idea original era limitarme a hablar de una sola de la que considero una úlcera social, no puedo olvidarme de otros dos señores que bien podrían acompañarse. Si así nos libran de su presencia.

Vamos a empezar fuerte. Con Sánchez Dragó. Si aún queda alguien sobre la faz de esta tierra que no se haya enterado sobre sus "últimas novedades". Dudaba de si era buena idea dar publicidad a este tipo de cosas. Pero me encuentro con dos problemas. El primero es obvio, ¿cómo opinar de algo sin hablar primero del tema que nos ocupa? De la fuente, vamos. El otro, y quizá es el que me ha decidido, es más retorcido. Quizá si deberíamos saber lo que sueltan por sus boquitas, porque así puede que tenga alguna consecuencia. No quedarse en el demasiado usado refrán "las palabritas se las lleva el viento". Porque el título de este post es Se merecen lo que les pase. Y no voy a empezar retractándome.
Una vez aclarado esto, sigo a lo mío. Buscando la noticia, leo ahora que el citado señor alega la ignorancia general que impide distinguir entre persona y personaje. Por un momento casi me convence. Es cierto que tenemos serias dificultades algunas veces para no dar a la persona la sustancia del personaje. Pero sigo leyendo y resulta que el libro del que hablamos está etiquetado bajo la categoría de confesiones bíográficas. Pues muy señor mío, sin olvidar que desde las hojas del libro nos habla el autor convertido en personaje, detrás de la pluma se esconde el escritor. Nabokov escribió una gran obra, pero detrás se escondía una obsesión algo enfermiza. Incluso Carrol Lewis escribió sobre la genial Alicia, sin ser tan provocador, pero ¿qué es lo que cuentan que había detrás?
Y eso me plantea algunas cuestiones. ¿Las supuestas confesiones tienen más de supuestas o de confensiones? En todo caso da igual. Si son ciertas poco más puedo añadir a toda la (y discúlpenme el lenguaje, pero voy a robar esta expresión que por muy fea que sea es acertada) paletada de mierda que se le ha tirado encima. No puedo decir que esté del todo sorprendida de que mis tripas clamen venganza. Al fin y al cabo ha sido mi principal razón para empezar este blog. Pero, si por el contrario, las declaraciones están a caballo entre mentira y exageración; pues también se merece lo que le pase. Porque señor, provocar así no es gratuito. No debería serlo jamás.
Tragándome mi propia cucharadita amarga, es cierto, que hoy en día la infancia dura menos. Que cada vez antes entran en la adolescencia. Sex, drugs and rock and roll. ¿Pero por eso va a ser justificable?

Tengo que confesar mi gran asco, pero mi la bilis acumulada no acaba ahí. Hoy leo esto, sin poder quitar un gesto de profundas ganas de desgarrar gargantas. Vuelven mis remilgos ¿deberíamos evitar darle difusión a esto? Joder, qué difícil es decidirlo. Y qué difícil es morderme la lengua para no caer a adjetivos donde no quiero caer. Porque, lo dicho, se merecen lo que les pase.

Y por último, el tercer energúmeno. Y es que no me lo puedo creer. ¿Pero no se supone que todos somos ya superevolucionados?

Casi lo estoy oyendo. Feminista de mierda. Por poner un ejemplo. Acabáramos. Pues no señores. Aunque puede que en algún momento haya quien lo haya dicho o pensado, no me identifico con ese grupo. ¿Para qué demonios iba a querer yo miembros y miembras? No señores (puesto que el neutro siempre ha sido ése, no voy a armar una revuelta histórica por ello), me considero humanista. Siempre me queda un poso que dice que cuando sea mayor quiero ser Superhéroe.

Para la próxima entrega, porqué un blog ahora, porqué éste y más confesiones autobiográficas (guiño, guiño)