Como tantas otras veces, ocurre que no entiendo a las personas. Al margen de las vidas personales y las decisiones y los comportamientos privados de la gente, ésta vez me llama la atención un aspecto humano que no entiendo.
¿Por qué una persona que no soporta la sangre, ver un cadáver o una víscera se apunta a estudiar algo relacionado con la Sanidad? Porque a esas personas se les presupone que quieran trabajar de ello en un futuro. ¿Qué les ha llevado a apuntarse a enfermería, medicina, odontología...? Si les da asco, miedo o repelús... Es cierto que quizá las primeras veces impresione un poco y que algunas cosas determinadas puedan provocarte más que otras. Pero conozco casos un poco más exagerados, de esos que no tienen pinta de pasarse. En algunos casos incluso por el simple hecho de ser hij@s de papá. El mundo perfecto en el que vive mucha gente no se adecúa al que se van a encontrar trabajando con enfermos. Creo que para estas cosas hay que tener una pasta especial, y que si no, deberías buscarte otra cosa.
Espero, por mi propia salud mental que no sea el dinero. Espero que no sea ésa la respuesta, porque dejaré de tener fe en la humanidad. Y a pesar de todo, a día de hoy aún la necesito
Mi experiencia trabajando codo con codo con profesionales de la sanidad y de la educación me dice que hay vocación, pero sobre todo hay ganas de pasta en el primer caso y de pasta y de vacaciones en el segundo.
ResponderEliminarEn la publica además, aunque hay funcionarios que trabajan, hay una preocupante capacidad de escurrir el bulto de proporciones titánicas, sumado a lo anterior trabajar es como una fiesta.
La verdad es que respecto a muchas motivaciones secundarias estoy de acuerdo (aunque creo que en educación es aún más exagerado). Pero poco a poco voy viendo que en Enfermería la vocación es casi inexistente. La mayoría de ell@s son médic@s frustrados. Y no es lo mismo.
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